fría, lóbrega, mustia,
animada y retraída,
en el invierno, el tiempo
el duelo y un cielo
que se amplifica.
Sin lágrimas, ni heridas
vuelve queriendo
ser un mar y una despedida
una tormenta
que danzan sin viento
iluminando su luz
en la oscuridad perdida.
Lentas son las agonías
nacen de profundos recuerdos,
vibra la palabra prohibida
nace dentro, en los versos,
en su antagonismo desierto,
soterradas caricias
por volver y despertar
en los brazos de la dicha.
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