Llena de tanta subjetividad,
te observe en la libreria,
acaricie tu cuerpo,
deslice mis dedos,
y lentamente te deshoje.
Y en mis murmullos,
danzaban con tu ritmo,
mi mirada se perdia,
y mi voz susurraba.
Y en el ensueño
con mis ojos entreabiertos,
con mis ganas de saber más,
te seguí con una loca obsesión
que no logro descifrar.
Me perdí entre tus historias
entre esos rincones de tu laberinto,
rincones que tanto buscaba,
ecos de memoria y de rabia.
Me consumiste,
tan lenta y profundamente,
que me sentí absorbido,
ya no era el mismo,
ya no volvería a sentirme solo,
ya éramos designios.
Desde que te toque,
supe que seria el lector de tus palabras,
quien te desnudara, lenta y silenciosamente,
pero al despertar te vi nuevamente,
te venias en mi como una luz,
intensa y profana,
y en mi cintura tus versos volaban,
y en mi cabeza tu cuerpo excitaba.
Quien añorase tener tan siquiera esos versos
ResponderEliminarTu los escribes en mi piel,
Los tatúas en mi ser,
Logras entonces descifrar mi sentir en un poema