En una tarde fría
la noche y la brisa con sus sílabas
el roce de sus ropas
una danza ya prohibida
la insinuación de dos almas
una a una, desprevenidas.
En el murmuro de sus pasos
los suspiros de sus actos
el camino que encontraron
un lugar desconocido
preciso ya pecado
un vacío inesperado.
Siguieron sin pensarlo
los rincones y los años
íntimos y diáfanos
oscuro sus peldaños
profundos, nacarados.
Sus miradas que jugaban
como insidiosas
deseados por los actos
amaban, sin más trampas
que el espacio provocado
el pudor ya entregado
sus manos proclamando
el deseo de sus pasos.
Lubricaron sus palabras
sus profundas ya miradas
seducían amalgamas
almas que soñaban
el momento y la magia
las ganas que desatan.
Disimulaban en silencio
aunque sus piernas
esgrimían un pudor
casi secreto
una humedad que rompía el concreto.
Corrían deprisa por el mundo
esperando encontrarse
aunque las distancias sean excusas
ante los abismos y silencios.
Sus manos en sus piernas,
sus labios florecidos,
sentían el deseo
que le atravesaba la piel y el infinito
el murmuro de los años
el fuego deseado
Sus pensamientos obscenos
sus lenguajes y sus versos
son un pálido recuerdo
que se sonroja
ente esos tiempos
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