Cada segundo en la levedad de tus sábanas,
glorifican el recuerdo de mi lengua en tu vientre,
entre las mieles de tus labios húmedos y tibios.
Yerguen mis deseos y este cálido recuerdo,
de estrujarte con fuerza entre mis brazos,
para perderme entre tu cuerpo y tu sexo glorificado.
Mis sentidos te recorrieron en mil prismas,
abriste tus muslos a mis manos
y tus senos los observe como cúspides,
y tus pezones erguidos, vigilantes, excitados, flamantes,
me llamaron al encuentro donde solo pude penetrarte,
amarte y ser un poeta errante desbocado entre tu sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario